Hace unos días les presentamos las propuestas premiadas en el concurso de diseño del nuevo edificio de prácticas musicales de la Universidad de Los Andes en Bogotá, Colombia. El futuro edificio de prácticas musicales de la institución bogotana se emplazará en el costado sur del denominado Campito de San José de la institución y contará con salas de ensayos, salas de práctica, estudios de grabación y servicios.
En esta ocasión les invitamos a conocer en detalle la propuesta ganadora, a cargo del equipo integrado por Carolina Jaimes, Juan López y Alejandro Puentes. Se trata de "una volumetría sencilla que se integra con la topografía existente, centralizada en el lote y semienterrada, estableciendo superficies horizontales exteriores a diferentes alturas y consolidando espacios de circulación y de permanencia a su alrededor", explican los autores.
Memoria oficial: Nuestra premisa parte sobre cómo intervenir el campus de la universidad respetando los edificios existentes, cumpliendo con requerimientos estipulados en el programa, generando la mayor cantidad de espacios verdes y acogiendo los principios planteados por el Plan Maestro de Paisaje del Campus de la Universidad.
Dadas las características de hermetismo del programa, nos preguntamos cómo se debería implantar e integrar el edificio a la estructura de recorridos y espacios exteriores existentes. Asimismo, reflexionamos respecto a qué manera debería responder un edificio a la idea de albergar actividades musicales y cuál es la influencia de la música en la arquitectura del proyecto y en su relación con el entorno.
El proyecto responde a estas preguntas a través de una volumetría sencilla que se integra con la topografía existente, centralizada en el lote y semi-enterrada, estableciendo superficies horizontales exteriores a diferentes alturas y consolidando espacios de circulación y de permanencia a su alrededor. El uso de los espacios públicos circundantes permea e informa el programa interior a diferentes niveles, generando un diálogo directo entre interior y exterior y borrando la línea divisoria entre el adentro y el afuera.
El programa se dispone de acuerdo a una lógica funcional en la cual espacios que se benefician de un contacto directo con el público se sitúan en fachadas y directamente en frente de las plazoletas exteriores (sala de ensayos y salas de práctica); los espacios que requieren mayor privacidad se sitúan en lugares apartados de las fachadas; y en el piso inferior (estudios de grabación) aquellos que gozan de un mayor aislamiento acústico.
Temas importantes en la música como el ritmo, la continuidad y las pausas, se han abordado de una forma poética y conceptual. El vacío es el elemento articulador que une los diferentes elementos programáticos en la sección del edificio, y en el exterior, a través de las plazas entre los edificios existentes y el propuesto. También es el espacio en el que ocurren actividades programadas como conciertos y ensayos en el interior; actividades espontáneas como performances in-promptu en las que se mezclan el interior con el exterior, rompiendo así ‘la cuarta pared’.
La elección de materiales y la expresión tectónica del proyecto buscan hacer énfasis en la idea del edificio como un medio musical. En el exterior el edificio es contundente y austero en su detalle: en el interior se usan materiales con mayor riqueza que optimizan la acústica de los espacios y la proyección del sonido hacia el exterior.
El campus de la universidad se caracteriza por su fuerte relación con la naturaleza y con la montaña. Teniendo esto en cuenta, la propuesta paisajística busca generar un efecto de bienestar al mantener al usuario inmerso en la idea de un medio natural, estableciendo contacto directo con las zonas de bosque de pie de monte y con las zonas de jardines silvestres que rodean el edificio.
Haciendo uso exclusivo de especies nativas, se promueve la estabilidad y sostenibilidad del paisaje a largo plazo, se incrementa la diversidad biológica, se reducen la erosión del suelo y los riesgos de inundación, se acelera la recuperación de los acuíferos subterráneos gracias a una mayor absorción de agua y se reducen los costos de mantenimiento de las zonas exteriores.
El uso de vegetación nativa también ayuda a preservar y restablecer las plantas y semillas existentes, manteniendo así la memoria genética del lugar. También mejorará la calidad del aire gracias a la fijación de carbono en el suelo y la calidad del agua, gracias a la filtración y disminución de la velocidad de las aguas superficiales. Mientras las especies de árboles propuestas buscan reforzar características primordiales de la zona e integrarse con el bosque del pie de monte.
Se propone el uso de materiales exteriores permeables para permitir la mayor infiltración de agua posible; los tonos claros en superficies verticales y horizontales; y las cubiertas verdes para reducir el efecto invernadero. Por último, al estar semi-enterrada, la propuesta permite la generación de cubiertas verdes, maximizando los espacios exteriores en el campus.
Arquitectos
Carolina Jaimes, Alejandro Puentes, Juan Esteban LópezUbicación
Cra. 1 #18a-12, Bogotá, ColombiaPremio
Primer LugarÁrea
500.0 m2Año Proyecto
2017Fotografías
Cortesía de Equipo Primer Lugar